Cosa de mucha maravilla y mucho susto la clonización de mamíferos que ha traído a este mundo pecador a Dolly,
la oveja que no nació de padre. ¿Y cómo es ella?, me pregunto. ¿A qué
dedica el tiempo libre? Quiero decir: ¿qué siente la pobre bestia,
arrancada del bendito limbo de lo no existente para ser sometida a un
destino de degollina, desuelle y chuleta a la brasa? El día de mañana,
¿maldecirán los seres clónicos su sino, tendrán nuestras copias quien
les escriba su 'to be or not to be', habrá un doctor Freud capaz de
orientarlas en su Edipo? ¿O acabarán por rebelarse, como los replicantes
de Blade runner, yendo a pedirle cuentas al científico que les
dio aliento?Ante descubrimientos como el de Edimburgo, lo único que
puedo hacer es expresar mi perplejidad: me sobrepasan. Ahora bien, como
siempre me pongo en lo peor, les diré que no veo un futuro en el que el
ganado clónico sirva para paliar el hambre en el mundo, sino para
enriquecer a sus propietarios; además, el abaratamiento resultante de la
clonización posibilitará que se despeñen más cabras desde más
campanarios en el transcurso de nuestras entrañables fiestas regionales.
Hasta la fiesta nacional entrará en decadencia al verse obligados los
diestros genuinos a lidiar astados de laboratorio. Puede que incluso los
sanfermines, no lo quiera el cielo, recurran a fotocopias
genéticas de toros bravos para celebrar sus encierros. ¿Toros sin
madre?, me interrogo. ¿Cómo serán? ¿Tal vez menos nobles que los otros,
por su comprensible añoranza de la tradicional canción de cuna?
En cualquier caso, lo que de verdad me pone los pelos de punta es el nombre que los científicos le han dado a su primer engendro: Dolly, que quiere decir muñequita. O sea, que parece que les gusta mucho jugar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de febrero de 1997
En cualquier caso, lo que de verdad me pone los pelos de punta es el nombre que los científicos le han dado a su primer engendro: Dolly, que quiere decir muñequita. O sea, que parece que les gusta mucho jugar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de febrero de 1997
1. a. Crítica sobre las
consecuencias negativas de la clonación de mamíferos.
2. La clonación de
mamíferos se ha convertido en una realidad en la figura de la oveja Dolly.
Dicho descubrimiento produce extrañeza y plantea muchos interrogantes sobre la
naturaleza de estos animales y sobre el verdadero objetivo de su creación.
Estos seres antinaturales nos hacen reflexionar sobre las consecuencias
negativas de determinados experimentos científicos.
JUSTIFICA EN EL TEXTO
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