Empezaremos distinguiendo estrofas no italianizantes
De los sos ojos tan fuertemientre llorando
tornava la cabeça e estávalos catando.
Vio puertas abiertas e uços sin cañados
alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos,
e sin falcones e sin azores mudados.
Sospiró mio Cid, ca mucho avié grandes cuidados,
fabló mio Cid, bien e tan mesurado:
—¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!
¡Esto me han buelto mios enemigos malos!
tornava la cabeça e estávalos catando.
Vio puertas abiertas e uços sin cañados
alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos,
e sin falcones e sin azores mudados.
Sospiró mio Cid, ca mucho avié grandes cuidados,
fabló mio Cid, bien e tan mesurado:
—¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!
¡Esto me han buelto mios enemigos malos!
Quiero hacer una prosa en roman paladino,
en el cual suele el pueblo hablar con su vecino;
pues no soy tan letrado para hacer otro latino.
Bien valdrá, como creo, un vaso de buen vino.
en el cual suele el pueblo hablar con su vecino;
pues no soy tan letrado para hacer otro latino.
Bien valdrá, como creo, un vaso de buen vino.
Quiero fer una prosa en román paladino,
En qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.
En qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.
Recuerde
el alma dormida,
avive
el seso e despierte
contemplando
cómo se
passa la vida,
cómo se
viene la muerte
tan
callando;
cuán
presto se va el plazer,
cómo,
después de acordado,
da
dolor; cómo, a nuestro parescer,
cualquiere
tiempo passado
fue
mejor.
«Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había.
Estaba la mar en calma, 5
la luna estaba crecida;
moro que en tal signo nace,
no debe decir mentira.»
Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía: 10
«No te la diré, señor,
aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
(Calderón de la Barca)
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
No hay comentarios:
Publicar un comentario