En este enlace puedes encontrar el texto. Recuerda que son dos décimas.
Monólogo de Laurencia en Fuenteovejuna, Lope de Vega
¡Hija mía!
LAURENCIA:
No me nombres
tu hija.
ESTEBAN:
¿Por qué, mis ojos?
¿Por qué?
LAURENCIA:
- Por muchas razones,
- y sean las principales:
- porque dejas que me roben
- tiranos sin que me vengues,
- traidores sin que me cobres.
- Aún no era yo de Frondoso,
- para que digas que tome,
- como marido, venganza;
- que aquí por tu cuenta corre;
- que en tanto que de las bodas
- no haya llegado la noche,
- del padre, y no del marido,
- la obligación presupone;
- que en tanto que no me entregan
- una joya, aunque la compren,
- no ha de correr por mi cuenta
- las guardas ni los ladrones.
- Llevóme de vuestros ojos
- a su casa Fernán Gómez;
- la oveja al lobo dejáis
- como cobardes pastores.
- ¿Qué dagas no vi en mi pecho?
- ¿Qué desatinos enormes,
- qué palabras, qué amenazas,
- y qué delitos atroces,
- por rendir mi castidad
- a sus apetitos torpes?
- Mis cabellos ¿no lo dicen?
- ¿No se ven aquí los golpes
- de la sangre y las señales?
- ¿Vosotros sois hombres nobles?
- ¿Vosotros padres y deudos?
- ¿Vosotros, que no se os rompen
- las entrañas de dolor,
- de verme en tantos dolores?
- Ovejas sois, bien lo dice
- de Fuenteovejuna el hombre.
- Dadme unas armas a mí
- pues sois piedras, pues sois tigres...
- --Tigres no, porque feroces
- siguen quien roba sus hijos,
- matando los cazadores
- antes que entren por el mar
- y pos sus ondas se arrojen.
- Liebres cobardes nacistes;
- bárbaros sois, no españoles.
- Gallinas, ¡vuestras mujeres
- sufrís que otros hombres gocen!
- Poneos ruecas en la cinta.
- ¿Para qué os ceñís estoques?
- ¡Vive Dios, que he de trazar
- que solas mujeres cobren
- la honra de estos tiranos,
- la sangre de estos traidores,
- y que os han de tirar piedras
- hilanderas, maricones,
- amujerados, cobardes,
- y que mañana os adornen
- nuestras tocas y basquiñas,
- solimanes y colores!
- A Frondoso quiere ya,
- sin sentencia, sin pregones,
- colgar el comendador
- del almena de una torre;
- de todos hará lo mismo;
- y yo me huelgo, mediohombres,
- por que quede sin mujeres
- esta villa honrada, y torne
- aquel siglo de amazonas,
- eterno espanto del orbe.
ESTEBAN:
Yo, hija, no soy de aquellos
que permiten que los nombres
con esos títulos viles.
Iré solo, si se pone
todo el mundo contra mí.
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